Concerniente a la situación más reciente en Guatemala, es imperativo hablar sobre el famoso caso La Línea, si tenemos que distinguir uno de los actos de delincuencia más grande en la historia del país.
Cuando se menciona delincuencia, pensamos en aquellas personas que no se rigen por la ley, quienes piensan que el mundo está al alza de sus propias reglas, de cómo su manera de hacer es la única que vale, de poder dictar qué hacer o no con la vida ajena, atentar en contra de integridad de una población y muchas más atrocidades mayores a lo que conlleva romper las reglas. Uno espera ese tipo de traición de parte de ese tipo de personas, no de nuestros mandatarios.
¿Por qué hemos de pensar que el propio Presidente de nuestra república iba a traicionar la confianza que millones de guatemaltecos le depositaron al momento de elegirlo? El pueblo de Guatemala ha sufrido una de las traiciones más grandes de su historia. Que el mandatario y vice mandatario del país se involucraran en un acto de corrupción tan grande solo indica la decadente situación política y social que sufre el país. El Caso La Línea sacó a luz una gran red de delincuencia que venía trazada desde ya hace tiempo y venía al alza desde hace tiempo atrás.
Finalmente, luego de una gran hazaña realizada por la CICIG, que era comandada por Ivan Velázquez, la verdad se supo. Profundizando en todo esto, a continuación queda el detalle de cómo todo se realizó y, sobre todo, como Guatemala dio un paso adelante para salir del abizmo donde ha estado sumergida desde tiempo atrás.